miércoles, 22 de junio de 2011

Desde que las enfrijoladas se convirtieron en tema de discusión o vivir con los marcianos es otra onda....

Luego de siete meses de matrimonio puedo confirmar la pinche frasesita esa de: "No es lo mismo de novios que de casados."

El otro día platicaba con una compañerita de la Universidad que durante mis cuatro años de noviazgo parecía que sólo habían servido para estudiar por encimita el extraño comportamiento de los marcianos, pero que inmediatamente después de haberme casado descubrí que de nada sirvió mi preparación puesto que vivir con el marciano era TOTAL, ABSOLUTA y RADICALMENTE diferente.

Ella me escuchaba en silencio hasta que le pregunté:

-¿Y según tú cómo se preparan las enfrijoladas?

Me miró fijamente a la cara sin saber si le estaba hablando en serio o en broma, no aguantó la risa y me dijo:

-¿Y qué tienen que ver las enfrijoladas en todo esto?

Yo le contesté:

-Ah, es que viviendo con él me enteré que las enfrijoladas llevan pollo adentro.

-No, no llevan pollo, sólo es la tortilla frita remojada en frijoles molidos acompañada con crema y queso -dijo ella incrédula aún de mis palabras.

-Pues según él llevan pollo. Bueno eso sin mencionar que a él le gustan las enchiladas con el pollo adentro y a mí me gustan con el pollo encima, y para rematar con broche de oro cuando prepara tacos dorados hace unos mega tacotototes como con medio kilo de relleno disque para que comanos menos tortillas...

Ella se aventó unas carcajadas pues no creía que en mi matrimonio las enfrijoladas pudieran ser un tema de discusión. Lo más irónico del asunto es que en los siete meses que llevamos juntos jamás he preparado enfrijoladas...

Seguramente mis problemas maritales se deben a que el Sr. Chiquis me conquistó con la ya famosa y célebre frase de "La vida es como los chilaquiles, unos verdes y otros rojos, unos pican y otros no" por la que tenemos tantas diferencias irreconciliables en lo que a la comida preparada con tortillas se refiere.